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Topic: SIQUIERA SE MURIERON LOS ABUELOS
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SIQUIERA SE MURIERON LOS ABUELOS
Hubo una Antioquia grande y altanera Un pueblo de hombres libres Una raza que odiaba las cadenas Y en las noches de silex, Ahorcaba los luceros y las penas De la cuerda de un tiple.
Siquiera se murieron los abuelos Sin ver cómo se mellan los perfiles.
Hubo una Antioquia sin genuflexiones, Sin fondos ni declives. Una raza con alma de bandera Y grito de clarines. Un pueblo que miraba las estrellas Buscando sus raÃces.
Siquiera se murieron los abuelos Si ver como afemina la molicie.
Hubo una Antioquia en que las charreteras Brillaban menos que los paladines. Una tierra en que el canto de la cuna AdormecÃa también a los fusiles Una raza con sangre entre las venas Pero sin sangre niña en los botines
Siquiera se murieron los abuelos Sin ver los cascos sobre los jazmines.
Hubo una Antioquia en que las hachas eran Blasones de la estirpe Una tierra de granos y de espigas, De cantos y repiques, Una Antioquia de azules madrugadas Y tardes apacibles.
Siquiera se murieron los abuelos Sin sospechar el verdadero eclipse.
Hubo una Antioquia en que la Cruz de Cristo Llenaba el corazón de los humildes. Una tierra en que el pan era sin llanto, Y el calor del hogar sin cicatrices.
Una raza de hombres que tenÃan El alma buena y la conciencia simple.
Siquiera se murieron los abuelos Frente a la dulce paz de los trapiches.
Hubo una Antioquia donde la esperanza MedÃa su esperanza en las raÃces. Una raza de hombres que ignoraban La blanda sumisión de los rediles. Un pueblo campesino de Patriarcas Con poder en la voz, no en los fusiles.
Siquiera se murieron los abuelos Sin ver omnipotencia en los alfiles
Hubo una Antioquia de mineros fuertes, De arrieros invencibles, De músculos que alzaban el futuro Como vara de mimbre Una raza enfrentada a la montaña Con tesón de arrecife
Siquiera se murieron los abuelos Sin la sensualidad de los cojines.
Hubo una Antioquia donde la alegrÃa Retozaba en los ojos infantiles. Un pueblo que creÃa en las campanas De las torres humildes, Y la virginidad de los aljibes.
Siquiera se murieron los abuelos Creyendo en la blancura de los cisnes.
Hubo una Antioquia de himnos verticales, De azadas y clarines. Un pueblo que veÃa en las estrellas Dorados espolines, Y le rezaba a Dios, mientras la luna Templaba la nostalgia de los tiples. Siquiera se murieron los abuelos Con esa muerte elemental y simple.
(Jorge Robledo Ortiz)
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Canción del pirata José de Espronceda Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantÃn. Bajel pirata que llaman, por su bravura, El Temido, en todo mar conocido del uno al otro confÃn. La luna en el mar riela en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul; y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Istambul: Navega, velero mÃo sin temor, que ni enemigo navÃo ni tormenta, ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor. Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. Allá; muevan feroz guerra ciegos reyes por un palmo más de tierra; que yo aquÃ; tengo por mÃo cuanto abarca el mar bravÃo, a quien nadie impuso leyes. Y no hay playa, sea cualquiera, ni bandera de esplendor, que no sienta mi derecho y dé pechos mi valor. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. A la voz de "¡barco viene!" es de ver cómo vira y se previene a todo trapo a escapar; que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer. En las presas yo divido lo cogido por igual; sólo quiero por riqueza la belleza sin rival. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. ¡Sentenciado estoy a muerte! Yo me rÃo no me abandone la suerte, y al mismo que me condena, colgaré de alguna antena, quizá; en su propio navÃo Y si caigo, ¿qué es la vida? Por perdida ya la di, cuando el yugo del esclavo, como un bravo, sacudÃ. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. Son mi música mejor aquilones, el estrépito y temblor de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos y el rugir de mis cañones. Y del trueno al son violento, y del viento al rebramar, yo me duermo sosegado, arrullado por el mar. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.
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